Un curso de escritura
Tema 1
Pese a la amplísima oferta de cursos —e incluso libros— de narrativa y de “Escritura creativa” en el mercado, aún no he encontrado ninguno que yo compraría.
Todos incluyen un temario amplio (y ciertamente interesante en muchos casos) basado en estructuras, estrategias, estilos y técnicas de expertos en narrativa y/o de escritores consagrados que, por definición, siempre son ajenas.
A mí me resulta escalofriante.
La línea, los métodos docentes tradicionales —así se adornen con flexibilidad e innovación pedagógica—, no van conmigo. Por eso en algún momento de mi carrera como profesora de Derecho penal comencé a explicar la teoría después de resolver el caso. Las mejillas de mis estudiantes nunca habían estado tan sonrosadas: por la ilusión… y por el esfuerzo.
¿Para qué inundar la mente de conocimiento ni de ideas geniales ajenas si el objetivo es descubrir y desarrollar la propia voz? ¿Dónde quedan la espontaneidad, el juego, el dejarse sorprender por uno mismo? Las herramientas narrativas, los giros gramaticales, los recursos literarios han de llegar a tu vida como un efecto natural de tu proceso creativo, no como un conocimiento teórico suspendido en el vacío.
Este sistema que propongo no funciona, sin embargo, para todo el mundo. Escribir es como viajar: hay quien se lanza a la aventura con una mochila y hay quien reserva con antelación todos los hoteles del recorrido.
Escribir no es solo desarrollar unos personajes que se conviertan en la familia del lector; dar cien vueltas a una frase hasta imprimirle el ritmo exacto; organizar los capítulos; conectar con el acervo de emociones universal; desarrollar diálogos que dejen a tu público pegado a la silla…Escribir es también abrirle la puerta a la inseguridad, al ego, al juicio, a lealtades inconscientes, a la culpa, al miedo e, incluso, a la neurosis.
Los párrafos (o la ausencia de ellos) te conectan con tu mundo mental y emocional. Hay quien decide mirar hacia otro lado. También hay quien ni siquiera es consciente de lo que le pasa y entonces deja de escribir para evitar la incomodidad o, si continúa, lo hace con nervios, autoexigencia y estrés.
Escribir es una excelente excusa para mejorar la relación contigo misma/o a partir de conocer y cuestionar tus patrones y creencias.
Te propongo un viaje en forma de curso de narrativa en el que partimos de la base de que cuentas con todo lo necesario para escribir, así tengas faltas de ortografía. Mi deseo es acompañarte a descubrir y desarrollar tu propia voz con la humildad de quien un día se atrevió a reconocerse a sí misma como escritora.
Con el tesón y la paciencia de quien conoce el oficio.
Con el entusiasmo de quien se fascina con el lenguaje cada día.
Con el cariño de quien conoce su mente y, gracias a ello, puede asomarse a la tuya.
Y con la alegría de quien confía en la fuerza del amor y de las letras.