Premios de escritura en el colegio Nueva York de Bogotá
Cuando era niña, Paz, mi profesora de primaria, me entregaba el Primer Premio del Concurso de Escritura de mi colegio, consistente en un libro. Arropada por los aplausos de padres, madres, profesores y compañeros, sonrojada y con una enorme sonrisa a caballo entre la alegría y la timidez, recogía mi reconocimiento de sus manos en el patio del colegio. A continuación, devoraba sus páginas en mi cuarto, echada sobre mi cama. Esta escena se repitió durante varios cursos consecutivos.
37 años más tarde y con cuatro libros salidos de mi pluma en mi haber, soy yo quien, en calidad de escritora, entrega ese premio a los estudiantes de grado 2º, 3º, 4º, 5º y Mandarín del colegio Nueva York de Bogotá.
Este centro trabaja con los libros de Linda en sus clases de español. Desde hace más de 5 años “La vida es Linda”, “Linda, la perra viajera” y la “Guía para viajar con humanos” han pasado por las manos y por las vidas de alumnos y profesores. Por eso motivo Linda y yo somos invitadas habituales en el Colegio Nueva York:
Hemos dado charlas en la cancha de fútbol en las que más de 500 estudiantes nos recibieron con ojos brillantes de emoción y pancartas de bienvenida confeccionados por ellos con cartulina, una enorme imaginación y algo de pegamento. También hemos trabajado con grupos más pequeños en las aulas de manera presencial y, a raíz de la pandemia, online. Con ellos hemos hablado sobre empatía, sobre las enseñanzas de Linda, sobre el mito o sobre ecología dentro del programa “Guardianes de la Tierra”.
Desde hace unos años el Colegio cuenta conmigo para la entrega de premios de escritura a sus estudiantes pero, por detrás de ello, para lo que realmente cuenta conmigo es para transmitirles mi ejemplo de vida y, sobre todo, el impulso de leer y escribir.
Debido a la distancia geográfica y gracias a los avances tecnológicos de los últimos decenios, la entrega por mi parte se hace con ayuda de una pantalla y de un link de Google Meets.
¡Espero verlos muy pronto! Fue mi despedida a un auditorio reunido frente a la pantalla en el mismo campo de fútbol cubierto de siempre.
Los vítores y los aplausos llegaron, a través de los altavoces, hasta España. Al igual que los acordes de la cumbia.
«Yamila, por favor, ¡no te desconectes aún! las niñas quieren que veas el baile que han preparado».
En dos semanas viajo a Colombia para participar en la Feria del Libro de Bogotá (FilBo) después de visitar Madrid y Barcelona en la primera gira promocional de Mi norte es el sur. Ellos aún no lo saben, pero sus profesoras y yo estamos planeando realizar alguna actividad presencial después de tanto años.
Quizás alguno de esos infantes tímidos y sonrientes —igual que yo cuando tenía su edad— se convierta en escritor o escritora y regale al mundo sus historias. Quizás alguno incluso reparta premios literarios como hacía Paz hace 37 años, como hago yo hoy…
Y así hasta el final de los tiempos.