Un libro extraordinario que transmite humanidad y empatía. Una historia fascinante, inspiradora y llena de sentido contada dentro de un contexto histórico que cautiva. Nos recuerda en cada palabra y en cada relato que en todos hay luz, sombra, valentía y vulnerabilidad. Te atrapa desde el primer momento y ya no quieres parar de leer.

Mi norte es el sur me ha cautivado desde el primer momento por su singular narrativa, desde el temple, la aceptación y el respeto, sin juicios. El don de pluma de la autora me catapulta con gran facilidad a las escenas descritas, descubriendo paralelismos a mi propia vida. Una biografía escrita como medio de crecimiento personal, que ha llamado mi atención y me ha dejado con ganas de leer más. Leyendo el libro he recordado que sobre todo y en el fondo, somos esencia. Gracias por el valor que aporta al mundo.

“Toda vida merecería su libro”, me dijo hace poco un amigo, cuando le hablé de la autobiografía de Yamila. Es verdad, pero a ella la vida le repartió buenas cartas para que fuera interesante (española con sangre palestina; vida académica, que ya les digo yo que es una caja de sorpresas; trabajo en Colombia) y ella le añadió no pocos ingredientes nada convencionales, como esa sorprendente excursión solitaria en bicicleta por Asia o esa perridentificación con Linda.
Con todo, lo que importa en un libro así no es tanto lo que cuenta como que sea sincero y que esté bien contado. Y tiene mucho de las dos cosas: de auténtico estriptis emocional y de calidad literaria, amenizada por esa técnica impresionista de capitulitos, que tanto nos gustó de Manuel Vilas. Lean el libro. Pasarán un buen rato y les hará pensar en sus propias vidas.

Colombia, Camboya, Madrid, Barcelona, Alemania, Palestina…bien cocinado, con humor, sensibilidad y mucho amor. Tan sabroso manjar nos lleva a descubrir el secreto de la vida: la experiencia de vivirla.
Yamila, tu libro ha hecho que me sintiera como una niña devorando una golosina.
love,love,love

MI NORTE ES EL SUR es la historia de una mujer, como afirma su autora, que se atrevió a seguir el rumbo que le marcaba su interior.
Es un libro extraordinariamente bello, valiente y muy arriesgado, pues «se abre en canal». Combina y contrasta sus emociones, sensaciones y deseos versus a los miedos e inseguridades que se nos inculcan o transmiten desde el momento de nuestro nacimiento. Ya con 19 años se pregunta porque he de irme de Berlín cuando he pasado el mejor año de mi vida y evidentemente se va siguiendo una imposición abstracta indeseada. La biografía esta llena de ternura y de exigencia de amor no solo respecto a sí, sino también necesita palparlo en cualquier entorno en que se halle. Yamila expresa que no es de aquí o de allá: es eso que se ha dicho mucha veces una «ciudadana del mundo». Es palestina por línea paterna pero el amigo de su vida era judío (lo cual demuestra la enorme amplitud de miras de la autora), y ambos proyectan conocer juntos sus países, lo cual se ve trágicamente frustrado y no por ellos. Si bien el viaje de la solitaria viajera autora es magnifico, el relato de su estancia en Palestina con su padre (¡los olivos, la casa de los abuelos, los ocupantes árabes, los «ckeckpoint», el maldito muro de la vergüenza!) emociona profundamente y la maravillosa conexión de Yamila con sus primas Maisa y Nada (pese a comunicarse difícilmente en la lengua árabe) te hace reflexionar sobre la condicion humana y a la vez te llevan -casi involuntariamente- a comprobar (en internet) en lo que se ha quedado el mapa de la actual Palestina (con los ilegales asentamientos de los colonos judíos) y la injusta situación de este pueblo que tiene pleno derecho a existir. Leer esta biografía, con su selecta escritura, suponer nuevamente disfrutar de uno de los placeres de la vida: la lectura.